La psique, el cerebro
y el cuerpo responden de manera sincrónica ante una situación conflictiva.
Estas investigaciones fueron realizadas hace más de 20 años por el Dr. Hamer. El cerebro es el órgano que
responde al estrés a partir de la percepción que la persona tiene sobre un
estímulo estresante. Si el estrés se cronifica, se produce una excesiva e
ineficaz producción de catecolaminas y corticoides (hormonas del estrés) que influirán
en el equilibrio del sistema inmune y endocrino...
De hecho, existen
estudios actuales que establecen claramente cómo un impacto emocional negativo
propicia la aparición de un número importante de enfermedades.
La conciencia es
fundamental en la supervivencia de un organismo, que ha evolucionado
gradualmente de la práctica de la “inconsciencia” de los organismos más
primitivos hasta ser a la vez observador y participante en la vida.
Los síntomas son un reflejos de la percepción del sistema
de creencias, pues el cuerpo ha aprendido a responder a los cambios ambientales
mediante programas de supervivencia adquiridos a lo largo de la evolución. Así
por ejemplo, como el ser humanos ha aprendido a utilizar la capacidad
simbólica, si se encuentra en un ambiente asfixiante, activará las células que
en un momento de la evolución aprendieron a respirar bien.
Se puede deducir
entonces que las enfermedades expresan una forma de responder a un ambiente.
Los estudios
realizados por el Dr. Hamer no han sido avalados por la comunidad científica
actual por distintos motivos que aquí no nos competen, pero están en
consonancia con muchos especialistas holísticos actuales y con medicinas
ancestrales. Este doctor ha sido capaz de aunar con pruebas tangibles ciencia y
espíritu, uniendo lo que una vez separó Descartes y su escuela. Por eso, es
lícito y digno conocer su método.
A partir del
análisis de múltiples escáneres y el interrogatorio a sus pacientes, estableció
una relación entre la localización de la marca cerebral, visible en un escáner,
el órgano afectado, el origen embrionario y las características del impacto
emocional que experimentaba la persona.
El sistema nervioso autónomo regula las
funciones de nuestro cuerpo de forma automática: el sistema simpático nos prepara
para la acción (aumenta la frecuencia cardiaca, la respiración, la tensión
arterial, la sangre a los músculos…) y
el parasimpático nos permite la recuperación (disminuye los latidos cardiacos,
disminuye la tensión arterial, relaja los músculos…) . En situaciones normales
(normotonía) alternamos fases diurnas (simpaticotonía) y nocturnas
(vagotonía) que mantienen el ritmo habitual de cada día.
Según Hamer, cuando
una situación de estrés se experimenta como un impacto emocional y desencadena
una enfermedad, ésta se desarrolla en dos fases que transcurren sincrónicamente
en los tres niveles psíquico, cerebral y orgánico.
Estas fases son:
1- Fase de Conflicto
Activo (CA), también llamada fase de estrés, fase fría o
simpaticotónica.
2- Fase de
Reparación o Post-conflictolisis (PCL), también llamada fase de solución,
fase caliente o vagotónica. Esta fase se divide a su vez en una fase A y una
fase B.
1- Fase de Conflicto
Activo (CA):
En el momento del
impacto emocional o DHS (Síndrome de Dirck Hamer), el ritmo circadiano normal
se interrumpe y el organismo entra es estado de simpaticotonía. Esto pone al
individuo en una posición más favorable para encontrar una solución al
conflicto:
• Plano psíquico:
hay pensamiento continuo y obsesivo, preocupación constante por el
conflicto que el sujeto está viviendo, alteraciones del sueño.
• Plano
vegetativo: simpaticotonía constante, pérdida de apetito y de peso,
vasoconstricción, manos y pies fríos, aumento de la presión arterial, insomnio.
También hay un incremento en la secreción de hormonas con acción
simpaticotónica (cortisol, adrenalina, etc.)
•
Plano cerebral: aparición de los focos de Hamer, con una
imagen diana nítida con anillos concéntricos, visibles en un escáner (TAC)
cerebral. La localización viene determinada según el tipo de conflicto y el
órgano afectado. El tamaño depende de la intensidad y la duración del
conflicto. Los anillos permanecen nítidos mientras el conflicto biológico
permanezca activo.
•
Plano orgánico: depende de la capa embrionaria originaria del
órgano y del área cerebral que controle el tejido implicado:
- Los órganos controlados por el cerebro antiguo, tronco
cerebral y
cerebelo, en la fase CA
habrá crecimiento o proliferación celular en los tejidos que provienen de las
capas embrionarias del endodermo y del mesodermo antiguo.
- Los órganos
controlados por el cerebro nuevo, sustancia blanca y corteza
cerebral, en la fase CA habrá necrosis o ulceración, es decir, disminución
celular, en los órganos afectados por el mesodermo nuevo y el ectodermo.
En esta fase se pone
en marcha el programa especial con sentido Biológico (SBS).
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