lunes, 8 de agosto de 2016

Tu enfermedad como mi metamorfosis: La Historia 9, ¿Abandonarla?

"Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido, equivale a mantenerse con vida pero no vivir" 

Anónimo



Mientras estoy escribiendo este relato ha venido a mi mente un hecho bastante curioso que ocurrió hace unos meses atrás. Allí, en la ciudad donde residimos por última vez, zona costera con mucha luz y vida, casa de veraneo de mis suegros desde hace bastantes años; una conocida preguntó a mi suegra sobre el estado de salud de su hija y la siguiente pregunta fue si ya la había dejado. Cuando le respondió que seguíamos juntas se extrañó bastante y comentó que casi todas las personas que conoce con problemas similares habían terminado con la relación. Me hizo reflexionar...

La enfermedad es una herramienta que nos ayuda a ver dónde estamos en el momento en que aparece la misma. Vivimos en un mundo de mucha distracción (sobre todo desde la llegada de “san internet” y los smartphones) y poco gozo. Esto nos anestesia para no ser conscientes de nuestro dolor álmico, causa directa de la enfermedad física, y entramos entonces en la inconsciencia del sufrimiento. Pero el sufrimiento no es mas que toda creencia que nos hace vivirnos como una entidad separada y mucho más importante y especial que el resto. El sufrimiento te impide ver más allá de ti mismo, y desde mi ombligo todos los que me rodean son malos, todo es lucha y sufrimiento. Pero desde mi conciencia, todos son YO y tienen algo que enseñarme y yo a ellos...


Y con respecto a la persona que acompaña al enfermo, esa persona está en tu camino para algo, no es casualidad. Ella se ha prestado a ponerse el disfraz que yo necesito para mejorar. Ella me decía desde el silencio y con su ejemplo, que me estaba equivocando, que por ahí no iba el camino, que había que saltar al vacío. Y yo tenía 2 opciones, o seguir desconectada de mí misma sin darme el permiso de ser, entrando en la energía tan densa que supone el sufrimiento; o aceptar el dolor hasta que pueda ver más allá del mismo. Pero el dolor no es comparable con sufrimiento. El primero es la separación interna que sentimos del UNO, es la misma dualidad y es necesario para recordar que tenemos que volver al hogar, así que no pasa nada por sentir dolor, no hay que estar alerta, sólo abrazarlo y aceptar que en ese momento forma parte de lo que tú estás siendo.

Es diferente de lo que podía haber hecho (bueno, que hice durante algunos meses), aferrarme al estado de Nazaret y las posibilidades médicas tan limitadas de vida que nos habían dado los especialistas, regodearme en lo mal que lo pasé cuando creía que se moría en varias ocasiones y alimentar el sufrimiento desde el calvario que me esperaría en el futuro. Hacer crecer a mi ego con las frases clásicas: ¿por qué a mí? ¡Qué injusta es la vida! ¿por qué ha pasado todo esto?...

Cuando de verdad te das cuenta de que cada día la vida y tu alma te están dando la oportunidad de ver dónde estás y de qué herramientas dispones, dejas de lamentarte, de buscar salvadores en el exterior, de preguntarte por qué a mí y de encontrar el regustillo al sufrimiento. Así que, ¿por qué iba a dejar a Nazaret si me daba la oportunidad de aprender y crecer cada día? Si fue en ese periodo de tiempo donde realmente comencé a ser feliz, y encima hasta tenía la suerte de ver cómo ella también crecía y se realizaba como ser humano. Hubiese sido una incongruencia abandonar en ese momento el barco del despertar, de la luz, del amor…

Mis compañeros de trabajo se sorprendían de verme tan feliz, alegre y de buen humor. Cómo explicarles el por qué me sentía renovada, el porqué de la Elena de hace unos meses ya sólo quedaba la carcasa… quizá estas palabras les sirvan a aquellas dispuestas a salir de la sombra y el confort del ego. Supongo que la única forma que tenemos de hacer algo por alguien es hacerlo por nosotros mismos, y ver que se puede desde el ejemplo. Yo pude transformar el pasado desde la comprensión y el perdón. Cuando no perdonas lo único que consigues es mantenerte enganchado al sentimiento negativo y autoaprisionarnos en esa energía. Para perdonar hay que soltar y dejar ir, que fue lo segundo que hice después de perdonarme a mi misma.

Puede que la gente creyese que estaba haciendo un sacrificio al quedarme con Nazaret. Y era verdad. Pero era cierto desde el concepto primitivo de la palabra. Hacer un sacrificio es hacer sagrado a alguien y no lo que nos han enseñado desde el ego: renunciar a algo que nos hace sentir bien a nosotros para que el otro se sienta bien, es decir, hacer algo por ti que no quiero hacerlo para mí y así que tú estés en deuda conmigo. Esto último es mercadeo y no la esencia del amor puro.

Buscamos fuera sin amarnos antes a nosotros mismos y entonces, para que nos amen tenemos que esforzarnos y DEMOSTRAR siempre a la gente, a la pareja… Si no te quieres a ti mismo, no eres capaz de reconocer la carencia. Desde esta perspectiva sólo alimentamos la energía que nos aparta del amor y de las oportunidades que nos brinda la vida para crecer, porque alimentas la carencia y ahogas a la abundancia. Y solo ves lo que quieres ver.


Hay infinitas excusas para justificar el mundo que vemos fuera. Sólo cuando se está dispuesto sin contratos ni garantías es cuando estamos preparados para ser, para saltar al vacío sin saber dónde caerás. Hasta ahora nunca me había querido. Era mi realidad. Eso sí, el ego lo tenía muy maleducado y era lo único que habitaba en mí. Hasta que no renací, sufría y no era capaz de sacrificarme en la acepción profunda de la palabra. En la actualidad no existe un camino de rosas, y viene mi ego a desmontarme toda la red de amor que fluye en mí, porque me ha tocado un ego demasiado analítico y perspicaz que todo cuestiona, y es capaz de darle la vuelta a la tortilla a poco que me descuide para desmontar el tinglado que mi corazón sabe real.  

3 comentarios:

  1. Gracias por mostrar tu camino, me ayuda a recordar cuál es el mío.
    Un beso enorme!

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  2. Todos los dias abro mi facebook esperando encontrar un nuevo relato,tu historia me conmueve,me hace llegar la felicidad plena de una pareja que ha vivido un gran amor.

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  3. Sigo los relatos, me hacen reflexionar y analizar lo que realmente es importante. Gracias por compartirlos.

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