Una de las diferencias entre el buen terapeuta y el estupendo es que este último te guía hacia tu capacidad innata de curarte y en último término fomenta tu independencia. Los grandes médicos saben que todos tenemos una sabiduría interna y utilizan su trabajo como una forma de ayudarnos a entrar en contacto con ella.
Muchos profesionales de la salud buscan que te vuelvas
dependiente, en la mayoría de ocasiones de forma inconsciente, porque eso
justifica su existencia y porque es de la forma que los han enseñado, lo que
han aprendido generación tras generación. Esto no es más que la explicación de
que no están en contacto con su ser invencible, y por ello creen verdad que
todos necesitamos arreglos e intervenciones constantes, y consecuentemente,
proyectan esa creencia en sus pacientes...
Pero lo que diferencia
a un gran curandero o un gran médico es darte el poder a ti, crear un canal para que
conectes con tus propias capacidades curativas naturales. Y eso al final hace
que el sanitario acabe siendo innecesario, evidentemente. Pero, para un
profesional de ese tipo, ese es el precio de la excelencia.
Cuando hablamos sobre los grandes maestros o gurús se
puede aplicar esto mismo. Un maestro que es realmente bueno sabe que su
verdadero propósito no es ganar concursos de popularidad acumulando cada vez
más discípulos que dependen de ellos para obtener respuestas; su verdadero propósito es despertar al
maestro, a la sabiduría interior que hay en cada uno de sus alumnos, liberándolos
así de la necesidad de tener un maestro.
No hay que rechazar el tener maestros, terapeutas o gurús
a los que se respete, pero cuando crees en ti y estás en contacto con tu propio
sistema de guía interior, el buen
maestro llegará en el momento adecuado con la respuesta que necesitas. Y
puede llegar adoptando cualquier forma: por ejemplo, la de un fontanero, una
frase en un cartel de publicidad, un libro o alguien de la televisión. Y lo
sabrás porque lo que te diga, lo que leas, lo que sientas… va directamente a tu
interior, desencadenando una sensación de emoción, quizá se te ericen los
vellos del cuerpo o tal vez emane una sonrisa espontánea, porque este mensaje
no te causará ansiedad ni hará aflorar tus miedos.
Todos los extremos son igualmente dañinos por eso estar siempre centrado en la salud no sólo
es capaz de mantenerte atrapado en la creencia de que te pasa algo malo;
sino que, al obsesionarte con cualquier cosa, aunque sea con la salud, se
convierte en contraproducente cuando la motivación subyacente es el miedo y no
la voluntad de acceder a tu guía auténtica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta página