lunes, 6 de marzo de 2017

El Aquietamiento - La Montaña



Hay un momento en la vida en que el camino te lleva a detenerte y observar. No hay cabida para más pasos, pues serán errados. No hay espacio para más actividad. 

Es tiempo de recogimiento, de apartar la mente, las preocupaciones y el ego...

Es ese instante en el que te miras a los ojos desde el alma para reconocerte, para llamarte quizá por primera vez por tu nombre, no el que te pusieron tus padres sino el que lleva escrito tu ser. 

En la montaña el tiempo no existe y el tic tac del reloj se cambia por los latidos de tu corazón. 

Aprendes a descubrir lo que la naturaleza te muestra: que somos uno con ella, a estar desde el ser, a sentir sin analizar, a esperar en este estado a que la vida te muestre lo mejor para ti, fluyendo, desde la armonía, desde la paciencia, desde el amor. 

Liberándonos de nuestros pensamientos y de nuestras emociones, pues eso no somos nosotros, son proyecciones que hemos creado a lo largo de nuestra vida a través del prisma con el que hemos visto e interactuado con el mundo. 

El aquietamiento apacigua nuestra mente, nos libera de la prisión del ego, nos muestra lo que verdaderamente somos y podemos alcanzar, nos prepara para caminar desde el corazón.

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