lunes, 31 de julio de 2017

El servicio prestado a los demás 


A veces servimos a los demás porque es lo que "debemos" hacer y porque era lo "correcto". Pero este tipo de servicio sale de la cabeza, no del corazón. Viene de un sentimiento de obligación o de deber y puede dejarnos sin energía si lo hacemos durante mucho tiempo.

Creemos que estamos haciendo el bien, pero no se nos ocurre que al hacer un servicio por obligación estamos siendo desleales tanto con nosotros, que somos los que prestamos el servicio, como con su destinatario. Si no sale desde el amor, el destinatario lo sabrá y se sentirá en deuda con el que le presta el servicio, convirtiendo todo lo experimentado en un ciclo muy insano...


El verdadero servicio nace en el corazón y nos sale naturalmente cuando nos permitimos ser quienes somos, así q no existe ni la más mínima sensación de obligación. Cuando realmente servimos, no realizamos un servicio. 

En este punto el servicio deja de ser una pesada carga: nos parece algo que no nos cuesta, algo divertido, una alegría que nos da satisfacción a nosotros mismos y a la gente que beneficiamos. No se piensa en hacer un servicio u otro, sino que tienes la sensación de que sirves de forma natural, sin pensarlo siquiera, solo con ser tú.

Ese servicio auténtico es una consecuencia natural del amor incondicional. Cuando conectamos con esa sensación de sentirnos amados incondicionalmente, estamos mejor capacitados para amarnos incondicionalmente a nosotros y a los demás. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página