miércoles, 19 de abril de 2017

La Luz de mis muertes


Todas las muertes, algunas conscientes otras inconscientes; algunas deseadas, otras no tanto; algunas más trascendentales, otras menos; más dulces, saladas o amargas… Me llevan a lo que soy hoy. Y si abro los ojos, aunque sea por un instante, puedo observar mi verdadera evolución...


Porque cada muerte no es si no un paso más hacia la libertad plena, la que no sabe de otra cosa que no sea amor. Cada muerte es un peldaño más hacia quien realmente soy. Y solo necesito tomar consciencia de lo que estoy viviendo, mirar a los ojos y soltar.

Dejar de cargar el olor putrefacto de lo que fue y ya no está, para que se rompan las cadenas y se pueda apreciar desde el corazón el regalo que cada una de las muertes tenía para mí, aunque algunas estuviesen envueltas en papel de textura y color desagradable.

No, no se puede ver si no ha llegado tu momento. Pero cuando lo sientes levantas tu cabeza de aquel letargo, te apoyas en el suelo firme para tomar impulso, miras a tu alrededor y contemplas la maravilla que siempre había pasado desapercibida en tus ojos.


Dejas ir todas tus muertes. Te dejas ir totalmente. Y, como si se tratase de un acto psicomágico, te das cuenta de que te estás transformando, de que estás volando y que, con cada muerte, vuelas más alto, con más luz.

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