lunes, 18 de septiembre de 2017

¿Qué es lo que hace tan difícil cambiar ciertos aspectos de nuestra personalidad?


Lo que hace difícil cambiar determinadas pautas de respuesta de comportamiento que no nos gusta es que en realidad no queremos cambiarlos, aunque pensemos que sí.

De hecho, nuestras acciones automáticas son patrones de respuesta que creamos cuando teníamos una cierta edad y un determinado nivel de consciencia. Los creamos para evitar el dolor y poder cubrir nuestras necesidades. Estos patrones de respuesta son auténticas redes neuronales que involucran al cuerpo. Por eso, cuando se activan dichos patrones, no solo experimentamos una serie de pensamientos específicos, sino que tenemos una serie de sentimientos y nuestro cuerpo responde de una manera determinada...


Necesitamos grandes dosis de compasión con nosotros mismos para poder conectar con ese sufrimiento que hemos causado a otros y que también experimentamos nosotros mismos. Cuando comprendemos que nuestro corazón no ha actuado con maldad, ni por incapacidad, sino dejándose llevar por la más profunda de las cegueras como es la ignorancia, entonces podemos aprender a valorar las cosas desde una perspectiva diferente. Por eso, aprender a perdonarse es un paso imprescindible para sanar las heridas que hay en nuestra alma.

Son nuestras interpretaciones y valoraciones las que dan lugar a muchas de las emociones que, en un determinado momento, experimentamos. Es muy diferente interpretar que no me muestran afecto porque no valgo, a interpretar que no me muestran afecto porque realmente no me conocen. Por eso, una persona que sea capaz de interpretar un evento duro de su vida bajo la luz de una consciencia más elevada, alterará su pasado desde el presente.

El pasado no es algo rígido e inmutable, sino que es tremendamente maleable. Si lo percibimos como rígido inmutable es porque siempre lo valoramos desde la misma perspectiva,  bajo los mismos parámetros.

Pero aferrarnos a nuestro pasado significa pagar un precio muy alto por ello, ya que cuando miramos a nuestro futuro, de forma callada, es nuestro pasado el que se cuela en el puesto de futuro.

¿Cómo vamos a aspirar a ciertos ideales y a determinados horizontes, si no son accesibles desde la visión tan limitada que hemos generado de nosotros mismos? Somos nosotros los que cada día tenemos una cita con el destino y por eso son nuestras resoluciones y nuestras acciones las que pueden guiarnos a un lugar u otro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en esta página