La respiración tiene una gran relevancia en nuestro mundo
emocional. Y es algo tan básico que apenas le prestamos atención. La
respiración es tan importante que es la que marca nuestra entrada en este mundo
cuando nacemos y también la que apunta nuestra salida de él cuando cesa.
Si estamos atentos a los cambios en nuestra respiración,
nos daremos cuenta inmediatamente de que
la manera de respirar nos informa sobre la existencia de algún cambio mental y
emocional que se está produciendo en ese mismo momento.
Por ejemplo, la ansiedad
genera un patrón respiratorio rápido y superficial que aumenta los niveles de
ácido láctico en sangre, los cuales, a su vez, generan mayor grado de ansiedad...
Los ejercicios de
respiración son muy importantes para ayudar a desprendernos de esas corazas
emocionales que hemos desarrollado a lo largo de los años.
Volver a un patrón de respiración tranquilo y abdominal
tiene un poderoso efecto calmante y
por eso, es tan práctico en situaciones complicadas cuando ocurre algún evento
que nos saca de nuestro punto de equilibrio. Así, si por un momento eres
consciente de que estás perdiendo la serenidad, bastará con pararte, anclarte a
tierra con los pies bien enraizados y hacer tres respiraciones profundas abdominales.
Esto hace que desconectes inmediatamente del patrón mental que te llevó a salir
del centro de tu ser.
La respiración además es de enorme utilidad para cultivar
la capacidad de concentración y de
prestar atención. Si cerramos unos minutos los ojos y nos concentramos en
los movimientos de la respiración veremos cómo experimentamos unos momentos de
calma, paz y serenidad.
El simple hecho de parar los pensamientos perturbadores que
invaden nuestra consciencia tiene un efecto saludable porque reduce nuestra tensión interior y produce
relajación corporal.
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