"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro"
Albert Einstein
La vida tenía que tomar nuevas rutinas. Es lo que hacemos
todos para desconectar de nosotros. Cuando tenemos una rutina no necesitamos pensar, no nos fijamos en lo que nos rodea, en los milagros que se producen en
cada segundo y en todas partes…, en nosotros mismos.
No me cansaré de admirar el cuerpo humano, ¿cómo el corazón es capaz de mover más de
una tonelada de sangre al día en nuestro cuerpo?
¿Sabéis que nuestras
células son un organismo independiente similar a un humano pero en tamaño
microscópico, con las mismas funciones, trabajo en equipo y necesidades? Y
tenemos mas de treinta billones de células, ¡¡más de treinta billones de minimundos
aunados para conformar lo que somos!! Parece casi mágico. De nuestras 30 billones
de células, un 85% son glóbulos rojos,
¿cómo puede ser posible
que 5 litros de sangre, es decir, poco más de 5 kilos, suponen más del 80% de
las células de nuestro cuerpo?
Lo más singular fue cuando escuché a un señor gritar en una
conferencia a los 4 vientos que somos bacterias. No me pude reír más en ese
momento. La vida te las devuelve bien y te hacer no negar nada desde un
principio y cuestionar todo. Acaban de publicar, ahora, en 2016, que hay más
bacterias en el cuerpo humano que células, concretamente 39 billones de
bacterias, siendo esta cifra proporcionalmente superior en las mujeres.
¿Sabéis que alrededor
de un 70% de las células nerviosas del corazón son neuronas? ¿Qué hacen las
neuronas en el corazón, para qué sirven? ¿creéis que es casualidad? ¡El
corazón es un cerebro! ¿Serán por tanto
los glóbulos rojos su hilo conductor, sus mensajeros?...
Hace unos años el Dr.
Giacomo Rizzolatti, neurólogo italiano, descubrió trabajando en su
laboratorio el siguiente hecho que le valió un premio Príncipe de Asturias: primero monitorizaban el cerebro de un
paciente, posteriormente le pinchaban en un brazo y se encendía una zona
específica del cerebro. Todo normal hasta ahora. La maravilla surgió cuando otra
persona al ver cómo pinchaban a un ser humano que estaba cerca de ella, se
encendía la misma zona cerebral que al que pinchaban y así descubrieron las “neuronas espejo” y nació la conciencia
de la empatía y el descubrimiento de la compasión desde una perspectiva
científica y neurológica. ¿Hasta que no
se ha hecho científico, aquello que ya se promulgaba hace más de 2000 años con
Jesús de Nazaret, no existía? O explicado de otra forma, ¿Dónde residen el resto de las emociones? Todos
hemos experimentado amor, dolor, alegría, tristeza, miedo… ¿El que desconozcamos su procedencia y ubicación es sinónimo de que no
existen? ¿O se pueden asumir como ciertas aunque no sepamos donde se localizan anatómicamente,
aunque no esté demostrado cientificamente?
Pero siempre intentamos justificarnos desde lo más personal:
yo soy así porque tengo que ser así. Es fácil no preguntarse cómo es posible que esto sea así o para qué, indagar en el fin último de
lo que estás viviendo y experimentando. Eso requiere de muchas energía y, de
todas formas, como la ignorancia da la felicidad, mejor vivir en mi cárcel que
ya me la conozco. Justificaciones de nuestra conducta y de nuestra cesión de poder del
tipo: es lo que he visto desde que nací, ya lo hacían mis padres y mis abuelos,
yo con saber lo básico voy tirando: mi nombre y procedencia, mi casa y trabajo,
mi familia… todo corriendo sin pararme, con mi horario del día planificado. Lo
mismo ha pasado alguna vez un unicornio
volando mientras caminaba o conducía al trabajo y lo he ignorado porque
tocaba conducir para ir al trabajo y no descubrir lo que la vida tenía para mí.
A veces pienso que somos mas robots que almas, con nuestros
patrones predeterminados hasta antes de nacer. Nos dicen lo que debemos pensar,
sentir, anhelar, desear, como debemos vivir y los pasos a seguir para ser
feliz. ¿No os da la sensación de que son
muy similares los pasos hacia felicidad en la sociedad para ser cada uno de
nosotros un mundo? ¿Esto es el libre albedrío? Pues muy libre no parece la
verdad. Pero si lo dice la tele tiene que ser verdad…
¿Habéis mirado la noche
estrellada en alguna ocasión? ¿Habéis visto aunque sea en la tele (para mí la
“caja de desconexión”) lo infinito del
universo?
¿Es posible creerse tan
necio como para pensar que somos los únicos entes inteligentes vivientes?
¿Tanto es nuestro ego?
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