Actualmente nuestro
sistema de salud pone más énfasis en buscar la enfermedad que animarnos a vivir
una vida sana, es decir en la prevención. Esto se aprecia claramente en
todos los estudios de cribaje que se hacen para detectar una enfermedad de
forma precoz, cada vez más frecuentes: como el cribaje del cáncer de mama, el
de cuello de útero, el de colon…
Parece que nos hemos obsesionado con el cáncer, y nos
bombardean todo el tiempo con campañas publicitarias que nos animan hacernos
pruebas de cribaje de casi cualquier tipo de cáncer para la detección precoz,
actitudes que solo hacen que nos centremos en la enfermedad...
También nos piden constantemente que contribuyamos a "la batalla contra el cáncer"
, además de a otras batallas contra las enfermedades cardiacas, la diabetes,
etc. Pero si paramos un poco y reflexionamos en lo más profundo que somos,
podemos llegar a la conclusión de que todas estas pruebas se hacen desde el
miedo, obviando el amor. Si te encuentras sano, ¿desde dónde vas a buscar una
enfermedad? Desde el miedo, que es la raíz en esencia de la enfermedad. Y no
somos conscientes de que, conforme aumentan las campañas de prevención, aumenta
el miedo, y por tanto, aumentará la enfermedad consecuentemente.
¿No es curioso
que hayan aumentado el número de cáncer desde que comenzaron las campañas de
prevención? Se podría pensar que este aumento es una consecuencia del buen
funcionamiento del cribaje de la enfermedad. Pero si seguimos tirando del hilo,
vemos cómo estas campañas no están ayudando a que disminuya la mortalidad por
cáncer, fin último de la prevención. Sino que se mantiene casi estable,
equiparable a los años donde no se hacía nada para prevenir. Por tanto, tenemos
un aumento en el diagnóstico de la enfermedad pero no una mejora significativa
en la tasa de mortalidad desde el inicio de las campañas de prevención. ¿Estará
relacionado con el aumento del miedo?
Si habláramos de salud tanto como de cáncer, si
dedicáramos tanto dinero a la concienciación sobre la salud como se dedica a la
concienciación sobre la enfermedad, seguro que viviríamos en una realidad
diferente. Por eso es preferible hablar de salud, amor y felicidad y no dedicar
atención al cáncer, cambiar las campañas de lucha contra el cáncer por las de
cómo mejorar mi bienestar y salud.
Me encantaría ver a la gente dialogar más sobre lo que
hace falta para estar sano, la apariencia de una persona sana y como se siente.
Incluso quienes sufren un cáncer podrían beneficiarse de algo así.
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