No sé desde cuando estoy aquí.
Tal vez antes de que la
vida fuera vida ya jugaba en el vacío.
Creada del Todo y la Nada ahora respiro...
Mas sin saber a quién dar tributo que no sea a mí misma, me busco y me
encuentro en los pétalos de una flor cuando tiene el valor de abrirse y se
expande para hacer lo que ha venido a hacer.
Me encuentro en las raíces de un
árbol cuando busca anclarse a la tierra para ser, entre humedad y calor, quien
soporte y de sustento a la maravilla que se contempla cuando el tallo rompe la
tierra para continuar con su crecimiento, con su búsqueda, con su ciclo.
Quizá
algún día yo sea ese árbol. Capaz de expandirme para seguir con mi camino, a
pesar de la oscuridad, aceptada como parte de mi vida, a pesar de las
dificultades, emanando mi belleza manifestada entre los colores frescos y las fragancias
vivas de las flores, ofreciendo mis frutos a quienes lo deseen, esparciendo la
semilla del amor para que florezca la vida. Y cuando ni eso me quede, mis ramas
aún fuertes serán capaces de dar cobijo al necesitado, tardes de juego a los
niños y de recogimiento a los ancianos.
No sé si me manifesté con el silencio, o tal vez éste
fue creación de las palabras. Pero lo que sí siento es que cuando creo, emito
la luz para manifestarlo siendo.
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