"Los ojos de un animal tienen el poder de hablar el mejor lenguaje"
Martin Buber
Todo iba viento en popa. El 12 de mayo Nazaret volvió del
colegio como siempre y se mareó un poco, se sentía las piernas pesadas. Su
madre, sabia mujer y con la intuición que le caracteriza, llamó a su amiga médico de familia. En el pueblo se
conocían todos. Y ella, no terminando de convencerle el estado de salud de
Nazaret, sugirió que fuesen al hospital.
Aquí tengo que comentar un detalle relevante. Nosotras
tenemos una perra, cruce de labrador, que adoptamos con 6 meses de edad y por
esas fechas tenía 6 años. Es muy noble y nunca ladra, sobre todo cuando conoce
a la gente. A la amiga médica la había visto en múltiples ocasiones entrando y
saliendo de casa y nunca le había hecho el más mínimo aspaviento. Esa vez no
paraba de ladrarle, muy alterada. Sabía lo que iba a pasar sin duda, antes que
todos. A posteriori supe por qué Gala, mi perrita, sabía antes que cualquiera
de nosotros, incluidos sanitarios, que Nazaret no se encontraba nada bien.
Tanto los perros como los gatos sirven como energía benévola
para ayudar a sus cuidadores humanos. Tienen la capacidad de fusionar sus
campos de energía con nosotros y volverse fragmentos de nuestra personalidad.
Incluso algunos de ellos muestran características físicas de sus dueños, o se
enferman para evitar una dolencia en el amo. De hecho yo, tras un accidente de
tráfico, cojeo de la pierna derecha. Mi perra, tras otro accidente, cojea de la
pierna derecha, ¿casualidad?...