domingo, 11 de febrero de 2018

La condena de la culpa y el juicio



La culpa es la fuerza que mantiene el sueño de separación en el mundo. Cuanto más culpables nos sentimos más separados estaremos. La culpa nos permite proyectar nuestra responsabilidad en el otro y creer que lo que hacemos es consecuencia de lo que ellos nos hacen.

La escucha de ti mismo es la clave para apartar esta creencia de nosotros, pues te predispone a dejar de hacer lo que crees hacer para hacer lo que realmente es. La escucha te permite renunciar a una identidad que te mantiene aprisionado, así te liberas de las garras del ego, lo quitas del trono de la dirección de la vida y lo pones en su justo lugar...


Todo lo que vemos y tocamos tiene una cualidad: el cambio. Todo lo que cambia no es permanente y esta es precisamente la cualidad de lo irreal. Por eso se habla de ilusión. Saber vivir en la impermanencia es una cuestión vital de importancia capital en varias enseñanzas espirituales, como la budista. Todo es cambiante, nuestro mundo, relaciones, pensamientos y hasta nuestras creencias.

La clave del auténtico buscador es saber dónde mirar. El camino más rápido para conocerte a ti mismo no es buscar en tu interior y alejarte del mundo. En el mundo es donde te conocerás mejor a ti mismo, y más rápidamente. Pero tampoco tienes que buscar en el mundo. Se trata de una contradicción aparente que se sustenta en un uso incorrecto de la percepción.

Para conocerte mejor es de gran utilidad la percepción y muchos se quedan simplemente en la proyección. La proyección se basa en la creencia de que si te echo la culpa de lo que me ocurre, me libero. Pero es al contrario, pues la ley dice que, si quieres algo, primero tienes que darlo.


La proyección es la percepción utilizada por el ego, que siempre se saca de encima todo lo que le molesta. El cree y te hace creer que la causa de todos tus males está afuera.

La percepción tiene dos aspectos bien diferenciados. El primero se asemeja a la proyección, pero es más inconsciente, pues se basa lisa y llanamente en creer que lo que ves es real. El otro aspecto también es una interpretación, pero consciente. Uno sabe que lo que ve quizás no sea verdad, que tal vez haya otra manera de ver las cosas. Este es el primer paso para conocerte a ti mismo. Consiste en reconocer que tu percepción habla de ti mismo y que se pone de manifiesto en lo que ves. Así empiezas a reconocer que todo juicio que emites hacia fuera está dentro de ti.

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