El apego te aferra a la experiencia onírica mediante el dolor y el
sufrimiento, el miedo a la pérdida, la creencia en las clases, la posibilidad
de quedarte solo y sin nada. El camino es el desapego, que consiste en estar en
el mundo sin pertenecer a él. Vivir en el mundo como una especie de escuela
para aprender a reconocerte a ti mismo a través de los demás y de las
experiencias que tienes con ellos...
Las relaciones son
el baluarte de este camino de despertar, pues en ellas te pones de manifiesto y
en ellas puedes vivir las experiencias que te atan al mundo o te liberan. La
manera en la que vivas tus relaciones expresa tu nivel de conciencia. Esto posibilita el darte cuenta de que las cosas no son como parecen, sino como las eliges
vivir. Y esto mismo es lo que libera tu mente hasta un punto que comprendas que
el camino, el viaje, no existe. Es simplemente una experiencia y muy relativa.
El cuerpo aparte de servir para sentirnos separados también es útil para la comunicación ya que es un medio, no un fin en sí mismo.
Si la historia se repite en tu vida es porque aplicas las mismas soluciones a los mismos problemas. La nueva solución es tomar conciencia de que nadie te está haciendo nada sino que eres tú el que te lo haces a ti mismo. No existe la separación. Mucha gente llama pruebas a esto, pero en realidad son oportunidades de volver a elegir. Tu poder es precisamente este: elegir de qué manera quieres vivir una experiencia, si como víctima o como una posibilidad de aprendizaje. Tu elección te puede esclavizar o hacer libre.
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