Leo es un
elemento de fuego que baila con el agua de Cáncer. Ahí radica la pasión que se manifiesta en tu vida, en
tus proyectos, en las personas que te rodean. Si no hay pasión, el fuego se
apaga, y con él también lo hace la luz de nuestro corazón.
Todos vamos en
busca de esa luz, por eso, la razón de que te sientas bien con una persona es
porque emite luz.
A nivel médico
se comprueba con varios ejemplos. Un “corazón
duro” que equivale a tener las arterias coronarias obstruidas, necesita
nitroglicerina en su tratamiento. Es decir, necesita un compuesto que se
utiliza para fabricar bombas, porque le falta esa chispa que encienda ese
corazón...
Esto nos lleva a
otra cuestión, ¿las emociones que siento
me han llegado a generar pasión? ¿Cuándo fue la última vez que sentí la pasión?
Las adicciones son estados carenciales
emocionales. Una de las más comunes y menos conocida como tal es la adicción
por la comida. Pero ni siquiera ésta puede sustituir aquella emoción carente, pues
la persona con esta adicción come porque siente el estómago “vacío”, y compensa
con la comida ese llenado de emociones que necesita.
Una vez que las
emociones son digeridas, nos van a generar la pasión. Cuando el cuerpo tiene
pasión genera endorfinas como la
serotonina, siente alegría y los ojos le brillan. Si esto no se produce, lo
primero que se altera es el estómago.
Cáncer se
relaciona con la luna. Como el periodo de rotación de la luna coincide con el
periodo de traslación de la tierra, siempre hay un lado de la luna desconocido
conocido como la “cara oscura de la luna”. Al igual que ella, todos tenemos una
parte oscura, nuestra sombra, que
hay que explorar.
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