El corazón no es
solo un centro, sino que es el centro del cuerpo. Está aproximadamente en el
centro, ligeramente desplazado a la izquierda, el lado de los sentimientos
(correspondiente al hemisferio cerebral derecho). Está exactamente en el lugar
que uno toca cuando se señala a sí mismo. El sentimiento y, más aún, el amor
están íntimamente unidos al corazón.
El corazón no
miente. La verdadera energía del corazón
es el amor. Por eso al hablar, si se hace mirando a los ojos, se generará
más confianza. Pues el brillo de los ojos viene del corazón. Cuando una persona
dice la verdad se activa el sistema nervioso parasimpático (entre otras
acciones es el que nos trae la calma) que también controla glándulas como la
lágrima. Si hay película lagrimal en los ojos, éstos le brillarán y sabrás que
está diciendo la verdad...