Muchos de nosotros hemos tenido la experiencia de que,
cuando queremos abandonar ese espacio al que hemos llamado identidad o ego,
entramos en otro que está lleno de dudas y confusión. En este nuevo espacio el ser humano se siente perdido y le cuesta
pensar con claridad. Todo a su alrededor se ve cubierto por la niebla y ya
no sabe hacia dónde va. Emociones como la
ansiedad, el miedo o la desesperanza hacen su aparición.
La mente enjuiciadora lo único que pretende es que
volvamos al redil y para ello comienza con interpretaciones y valoraciones que
nos invitan a dejar de seguir explorando y a volver a nuestro punto de partida.
Es una llamada a la resignación, al conformismo, a creer que la transformación personal solo es una bella utopía...